25/8/07

Escribo, luego existo

Internet está creando nuevas comunidades virtuales, donde los cibersujetos se agrupan de acuerdo con sus ciberpreferencias. En estas comunidades, cual si fuera una sociedad paralela a la real de carne y hueso, los ciberhumanos poseen un nombre, pueden tener una ciberimagen, pueden tener una propiedad privada y comportarse de acuerdo con las ciberreglas sociales de ese espacio virtual. Un ejemplo de este tipo de cibercomunidad es habbo. (Freakspilla C es SBSC en esta cibercomunidad, por si algún freakspilla quiere que nos tomemos un cibercafé o veamos una cibrobra de teatro en habbo).

Estas ciberpersonas se comunican por un nuevo código –muy parecido al que utilizamos los jóvenes ahora para mandarnos mensajes por celular- y un nuevo lenguaje. Por ejemplo, es común que se eliminen letras de las palabras, o que se incorporen ideogramas conforme se dialoga con otros cibernautas. Además de que las mayúsculas y las minúsculas se utilizan de acuerdo a la entonación y no necesariamente según la puntuación escrita.

Lo curioso –bien lo dijo Nicolás Nóbile-es que el acto de escribir toma una nueva significación en la red. Ya no solo es el mero hecho de ser una forma de comunicarnos, sino que mientras uno está conectado, solo lo está para los demás, si les escribe algo. Aquí mismo, estamos conscientes los unos de los otros por los mensajes que nos dejamos, y sin ellos esta freakmunidad no podría existir.