30/8/07

Un medio que se niega a morir

En el futuro cercano no imaginamos que la gente acuda a los diarios para informarse; si no que, en su computadora, palm, celular u otro medio mucho más portátil y pequeño, recibirán únicamente las noticias duras que les interesen. Partiendo de la premisa de que la gente ya no tiene tiempo, los medios han sido complacientes, entregando informaciones cada vez más cortas, escuetas y volátiles, y acudiendo a los programas enlatados provenientes de otros países.

Pero, aún así, no creemos que los géneros periodísticos que se utilizan en prensa vayan a desaparecer porque siempre va(mos) a existir ese grupo de personas interesadas en disfrutar de una vívida crónica, de un sabroso reportaje o de una conmovedora entrevista. Tener esas excepciones dentro del bombardeo de información fútil permiten un respiro en medio de la cotidianeidad cada vez más ajetreada. Efectivamente, -como lo planteó Sergio Ramirez- "la convivencia estrecha entre narración literaria y narración periodística, al compartir los mismos temas, no está llegando a su fin". Además, un triste pero indiscutible hecho es que la brecha digital continuará jugando a favor de los diarios impresos; pero ese tema es para otra posteada. (Claro que si alguien lo quiere freakspiar, ¡bienvenido sea!)

Otro desafío para los medios tradicionales se deriva del auge que está teniendo Internet gracias a la interactividad que permite. En línea, el mundo de la opinión y el comentario experto no está restringido a las privilegiadas fuentes consultadas por los medios tradicionales y además, ¡es gratis! Así, la vigencia de los medios tradicionales recaerá, no solo en su capacidad para reinventarse, sino también en si logran estimular el diálogo con los ciudadanos, porque involucrar a la audiencia en la creación de contenido tiene sus beneficios: genera en ella un sentido de pertenencia, permite crear una ciudadanía más informada y una democracia más robusta.